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SAN JUAN EVANGELISTA
 
 
 
 
La incorporación de la actual imagen de San Juan Evangelista a la cofradía es tardía e incierta, posiblemente fue ya bien avanzado el siglo XVIII.
 
 
La talla anónima de 1.64 metros, labrada en madera de pino.
 
 
En los años de su incorporación a la cofradía la imagen tuvo el carácter de imagen secundaria, no teniendo regularidad en su incorporación a la procesión. Llegándose a ofrecer para procesionarla incluso escuadras de otras cofradías, como la de la Cofradía de la Vera Cruz desde 1847 a 1850.
 
 
Fue en 1856 un grupo de cofrades encabezado por D Juan Burgos decidieron darle significancia en la procesión, mejorando el paso, dorándolo,y ofreciéndole una túnica y capa con galón para vestirla. Desde entonces su presencia cobró relevancia, si bien en el paso de los años siguieron los avatares en algunos momentos con la imagen.
 
 
En 1955 se le realizó un nuevo trono. 
 
 
La imagen en 1998 fue restaurada en los talleres de D Raimundo Cruz.
 
SANTA MARCELA "LA VERONICA"
 
 
La incorporación de la imagen de Santa Marcela a la procesión de Jesús está documentada a partir de la segunda mitad del  siglo XVII. La talla actual, hubo una anterior de la que no hay imágenes, pero debió encontrarse muy deteriorada porque en el último tercio del XIX se manifiesta el deseo de la Cofradía de conseguir una nueva talla que entone con la categoría artística de las restantes imágenes, así  se adquirió en Valencia en 1883 a instancia del entonces gobernador de la Cofradía don Federico de Palma y Camacho, gran devoto de esta legendaria mujer.
 
Es talla de vestir, de 1.55 metros realizada en madera de pino, obra del escultor Modesto-Damián  astor y Juliá, natural de Albaida. Importó mil setecientos cuarenta reales.
 
Como era de preveer la mujer de Federico de Palma y Camacho, dª Adelina Moreno quedó designada como camarera de la imagen,la que atendió hasta su fallecimiento.
 
La imagen procesionaba en un modesto trono de reducidas dimensiones el cual fue 1892 dorado por D. Manuel de la Paz, estando en uso largos años, hasta que en 1955 se labró el  trono actual en los talleres sevillanos de Antonio Sánchez.
 
Durante la guerra civil la imagen pudo salvarse de una previsible destrucción al pasar a los almacenes del Tesoro Artístico sito en el convento de la Bernardas.
 
Ya en 1942 se limpió y restauró, se le remplazó en pañuelo por uno nuevo de la Santa Faz pintado por el artista D Luis Espinar pasando a una repisa altar para su veneración.
 
En julio de 1996 la imagen fue sometida en los talleres de D. Raimundo Cruz a una minuciosa restauración.
MARIA SANTISIMA DE LOS DOLORES
 
 
Existe constancia desde el siglo XVII la presencia de la imagen de la imagen de Nuestra Señora en la procesión, con la advocación en 1617 de la Soledad.
 
 
La talla estaba dotada de movimiento, con ello era posible durante la procesión que se celebraba la ceremonia llamada de el paso, donde se representaba el encuentro de Jesús con su Madre, y en que la imagen de María realizaba el movimiento con los brazos a modo de gesto . Los reiterados movimientos de esta ceremonia deterioraron la talla, por lo que se planteó el deseo de hacer una nueva.
 
 
En 1741 tras predicar el Sermón de pasión Fr Juan del Santísimo, manifestó su deseo de costear una nueva imagen de Nuestra Señora de los Dolores, ya que había advertido que la preparada para la procesión no reunía las debidas condiciones.
 
 
Una vez que pudo consensuar con la Cofradía su realización, se le concedió licencia a Fr. Juan, quien contrató el trabajo al escultor José de Medina para la realización de la hechura de la cabeza y manos.
 
 
La imagen se trabajó en la sala de profundis del convento de San Jose en 1742. La policromía corrió a cargo de Francisco Muñoz que cobró dos ducados.
 
 
Terminada la talla y vestida adecuadamente se colocó en el altar mayor para la celebración de una fiesta. Pasando posteriormente a una capilla y retirándose del culto la anterior imagen de la Soledad.
 
 
La imagen es de 1.54 metros de altura, el candelero de base cuadrada lo conforman cuatro listones. La cabeza ligeramente inclinada a la izquierda. Los ojos son de cristal y las pestañas postizas, tiendo figuradas cuatro  lágrimas. La boca lleva entreabierta observándose los dientes superiores.
 
 
La devoción prendió pronto por lo que Fr Juan solicitó autorización a la Cofradía para hacerle un camarín en el lateral izquierdo de la capilla de Ntro Padre Jesús, accediéndose y procediéndose a la realización.
 
 
Durante la guerra civil la imagen pasó por los almacenes del Tesoro Artístico perdiendo sus manos, la cuales les fueron repuestas en 1939 por el escultor Ramón Mateu.
 
 
María Santísima ha sido   restaurada en 1903 por el escultor  D.José Bodria y en 1993 por D. Raimundo Cruz.
 

 

 

 

NUESTRO PADRE JESUS NAZARENO

 

 

La venerada imagen de Jesús Nazareno es obra de talla  completa, de 1´45 m. de altura y parece tallada en madera de cedro. Se talló poco después de la fundación del convento de los Descalzos  a instancias de los religiosos junto con un grupo de vecinos del convento. Se pagó con las limosnas que se recogieron al efecto.

         

Por el momento la imagen de Nuestro Padre Jesús es obra de un escultor anónimo de finales del siglo XVI. La opinión general de los estudiosos es que se hizo en Jaén, por lo que centrando la cuestión en los talleres activos en la ciudad en los años finales del siglo XVI, había dos más señalados el de Salvador de Cuellar y Sebastián de Solís.

Ambos eran considerados excelentes escultores, el primero trabajó para la iglesia de San Andrés, y suyo es el Cristo de la Salud que se venera en el Convento de la Merced, mientras Sebastián de Solís trabajó para la Catedral, y las iglesias de  San Andrés, San Ildefonso y San Bartolomé entre otras, destacando como imaginero las tallas de la Congregación del Santo Sepulcro.

Del estudio de la imagen de Nuestro Padre Jesús con las obras de estos autores se advierten semejanzas con la obra conocida de Sebastián de Solís, de ahí que haya fundadas razones   para   adjudicarla a este taller.                        

 

Además   consta documentalmente que Sebastián de Solís fue el autor de   la   imagen de Jesús Nazareno  labrada para el convento y  cofradía de Mancha Real en 1598,  cofradía que se fundó  a imitación de la de Jaén. Pero la falta de testimonios documentales, hace considerar que lo más objetivo es seguir catalogando la imagen como talla anónima de finales del XVI.

 

Los continuos trasiegos a que se sometió la imagen, tanto con motivo de cultos y procesiones habituales, como una reiterada participación en rogativas públicas,  a lo largo de la historia han ocasionado bastantes desperfectos que han hecho que sean  precisas intervenciones restauradoras. 

 

Aunque  documentalmente constan pocas, entre las esenciales de las que hay constancia  son, la realizada en el año 1902 en la que tras varias vicisitudes, encuentros y desencuentros gracias a la intervención del obispo don Salvador Castellote Pizano, presentó a la Junta de la Cofradía a D. José Bodria, persona experta en esta materia, la cual tras examinar la imagen  en una habitación de convento de la Merced,  indicó se hacía necesaria una intervención en rostro, manos y pies, ofreciéndose hacer el trabajo sin cobrar honorarios, sólo los gastos de estancia. Accediéndose a la propuesta se instaló en la celda número 13 del convento donde trabajó hasta el 24 de marzo que entregó la imagen restaurada. 


Todos quedaron muy satisfechos con el trabajo de restauración realizado y una vez vestida la imagen estuvo expuesta al público durante tres días. Aprobándose en Junta de Gobierno pagar la estancia del Sr Bodria, y obsequiarle con una gratificación de 1000 pesetas, así como el título de Cofrade de Honor.

Después de las vicisitudes por las que pasó la imagen en 1936 primero en el convento de la Merced y luego en las dependencias de los almacenes de patrimonio Artístico, la imagen sufrió algunos deterioros  sobre todo en las manos.

 

Por ello una vez finalizada la guerra, y recuperada la imagen, en agosto de 1939 la Imagen fue nueva restaurada. En una habitación de la Catedral, D Ramón Mateu Montesinos, y D Luis Espinar Barranco procedieron a recomponer los daños sufridos en los años de la guerra civil, reparando en esta interveción las manos y  la policromía.

 

 

Lo precario de aquella restauración hizo que con el paso de los años se advirtiera la necesidad de realizar una nueva revisión de la imagen, así en 1978 en la sala de juntas de la Catedral el escultor D Constantino Unguetti Alamo procedió a revisar minuciosamente la talla, emitiendo un informe en el que aconsejaba se procediera a restaurar los desperfectos advertidos para evitar su aumento. Así aprobado el informe el 17 de septiembre de 1979 en la una sala de la Catedral acondicionada al efecto Unguetti dio comienzo con dichos trabajos, finalizando los mismos el 24 de septiembre de ese mismo año.

 

Con el deseo de hacer a la imagen una restauración científica, no sólo de asegurarse su conservación si no que permitiera localizar algún indico de su autoría, en 1990 se iniciaron las gestiones con el Ministerio de Cultura solicitándose  que la imagen fuera objeto de un amplio programa de restauración.  Estas gestiones fructificaron y en 1992 técnicos del instituto de Conservación y Restauración de Obras de Arte visitaron Jaén y dictaminaron la necesidad de realizar dicha restauración. Así con la preceptiva autoridad eclesiática la imagen en junio de 1992 fue trasladada a Madrid. Allí los técnicos D Raimundo Cruz Solís, Cristóbal López Romero e Isabel Pozas Villacañas llevaron a cabo la restauración. Habían transcurrido 7 meses desde que la venerada Imagen había salido de Jaén cuando el 26 de enero de 1993 regresó a Jaén.

 

 

 

La imagen de Nuestro Padre Jesús junto con el resto de las imágenes de la cofradía, han vivido a lo largo de la historia un continuo peregrinar por distintas iglesias y conventos de nuestra ciudad.

 

Desde la fundación de la cofradía permanecieron en el convento de San José, hasta 1835 que con la desamortización de Mendízábal tuvo que marcha, trasladándose en 1836 al Sagrario de la S.I. Catedral, allí permaneció hasta 1846 año que la cofradía con sus imágenes se trasladaron a la Iglesia de la Merced donde permaneció hasta 1936.

 

En este año debido a la guerra civil la Imagen de Nuestro Padre Jesús fue escondida en el convento de las Bernadas, donde permaneció hasta 1940, año en el que la cofradía y sus Imágenes volvía a la Iglesia de la Merced, en la que estarían hasta 1953.  En este año vuelven las Imágenes y la Cofradía a la Iglesia de El Sagrario de la S.I. Catedral para permanecer en la misma hasta 1961, año de que nuevo vuelve a la Iglesia de la Merced.

 

Ya en 1970 las Imágenes son trasladadas a la Santa Iglesia Catedral de Jáen donde permanecieron en la capilla de San Fernando hasta el 27 de noviembre de 2009, año en que la cofradía y las Imágenes volvían al convento de San José, hoy también Santuario.

 

 

 

 

 

 

 

 

EL CIRINEO

     
 
 
A partir del siglo XVIII comenzaron a ser frecuentes las procesiones con Nuestro Padre Jesús, por lo que se impuso la práctica de disponer tras la imagen una horquilla de hierro revestida de plata labrada, a la que por su función específica se denominaba “cirineo”.
 
Como tal horquilla resultaba antiestética y desmerecía de la valía de la talla,  por lo que se hacía de necesidad buscar la fórmula práctica que armonizase con la estética y diera seguridad en las procesiones.
 
 
A partir de la   segunda   mitad   del siglo XIX estuvo latente en la Cofradía el deseo  de reemplazarla por una escultura de Simón Cirineo que cumpliera idéntica función.
 
 
Después de varias polémicas sobre la adquisición de la talla, fue la Congregación de Soldados Romanos, que recientemente se había creado, la que decidió apadrinar el proyecto ofreciéndose a costear la escultura.  Así en 1892 costeó y donó la imagen del Cirineo. 
 
 
Es obra del escultor valenciano Luis Montesinos, quien  tomó como modelo de la talla del Cirinero, al capitán y fundador de dicha Congregación don Tomás Cobo Renedo (1829-1915). Realizada la talla y concluidas las vestiduras el 27 de marzo de 1892 se bendijo la talla en una solemne fiesta en la iglesia de la Merced.
 
El viernes Santo 15 de abril de 1892 apareció por primera vez ante el público el nuevo grupo Nuestro Padre Jesús ayudado por Simón de Cirene, señalar que ese día la procesión no pudo salir hasta las 8 de la mañana, ya que durante la madrugada había llovido con intensidad.
 
 
La talla una vez salvado los avatares de la guerra civil, en 1943 el pintor  Luis Espinar restauró los desperfectos que había sufrido.  
 
En 1979 fue de nuevo restaurada por Constantino Unguetti.
 
En 1992   sería en el Instituto de Restauración y Conservación de Obras de Arte en Madrid, con la intervención de los técnicos que restauraron la imagen de Nuestro Padre Jesús quienes procedieron a su restauración.